Grupalia x Addem Capital: tecnología al servicio de los micronegocios en México
En México, los microempresarios son el motor silencioso de la economía: representan el 95% de las empresas y generan más de 300 mil millones de dólares de PIB al año. A pesar de su relevancia, la mayoría enfrentan barreras estructurales para acceder a financiamiento productivo. Los bancos tradicionales dependen, todavía hoy, de sucursales físicas, procesos manuales y criterios rígidos que dejan fuera a quienes más necesitan apoyo para crecer y sostener sus negocios. Esta falta de acceso hace más que limitar la expansión económica; condiciona el futuro de familias y comunidades enteras.
Hace dos años, las consecuencias de esta realidad movilizaron a Roger Rea para fundar Grupalia. En sus palabras, «los micronegocios son la parte más fundamental de la economía y, sin embargo, siguen siendo brutalmente desatendidos. Son quienes dan vida a comunidades enteras. La banca PyMe está supuestamente pensada para ellos, pero antes deben tener millones de ventas».
Su plataforma digital de crédito grupal ha eliminado los obstáculos entre los microempresarios y el acceso al capital: en menos de 2 años, casi 9,000 negocios han recibido más de 7 millones de dólares en financiamiento productivo. Los números se vuelven más significativos si miramos a quienes están al frente de estos negocios: más del 90% son mujeres; una cuarta parte son madres solteras, el 63% tiene al menos un dependiente económico, y el 69% reportaron ingresos por debajo de la media nacional.
Cada préstamo es, en esencia, una semilla de transformación. Permitir surtir inventarios, invertir en herramientas, organizar las finanzas y mejorar la operación diaria es, a su vez, generar empleos, fortalecer comunidades y crear nuevas oportunidades para taclear la desigualdad de nuestro país. El impacto de este modelo inclusivo y escalable es tangible: al día de hoy, Grupalia ha logrado que sus clientes generen más de 11,000 empleos. Como resume Rea, «Grupalia busca crear el primer neobanco enfocado en entender las necesidades financieras únicas de los micronegocios. Nuestra tecnología nos permite atender millones de pequeños negocios de manera rentable, algo que hace solo tres años no era posible».
Así, ha comenzado a reinventarse una industria tradicional valuada en más de 10 mil millones de dólares al año. Si bien los préstamos grupales han existido desde hace décadas —un modelo que incluso fue reconocido con el Premio Nobel de la Paz en 2006, otorgado a Muhammad Yunus y al Grameen Bank—, sus procesos seguían siendo lentos, costosos y dependientes del papel y las sucursales. Con una plataforma digital como esta, los créditos ahora son hasta siete veces más rápidos, más seguros y accesibles desde cualquier teléfono con conexión a internet. La experiencia ha sido validada por más de 20,000 descargas de la aplicación y más de 1,000 testimonios positivos que destacan la rapidez, confiabilidad y simplicidad de un modelo que entiende su realidad financiera y productiva.
Más allá de las cifras, están las historias de resiliencia que demuestran que el acceso al crédito es más que una cuestión financiera. Está Fernanda, que vende productos por catálogo y que, gracias a Grupalia, ha podido surtir inventario y aumentar sus ventas con cuatro créditos consecutivos. O Julia, conocida como Yulis, que sostiene a su familia con un pequeño negocio de alimentos y ha podido emprender nuevas ideas que mejoran sus ingresos.
Hoy, Addem Capital se une al propósito de seguir contando historias como estas con una línea de crédito que facilitará escalar el impacto hacia más microempresarios. Con este impulso, Grupalia avanza en su misión de convertirse en el primer neobanco para micronegocios en México, para que, además de obtener financiamiento, las y los microempresarios tengan acceso a herramientas digitales que faciliten los pagos, la administración financiera y un crecimiento sostenible.
Grupalia deja en evidencia que el financiamiento puede ser mucho más que capital: es una herramienta de transformación social. Cada crédito otorgado impulsa un negocio, mejora los ingresos de una familia, genera empleos y refuerza la resiliencia de las comunidades. En un país donde los micronegocios sostienen la economía y la vida cotidiana, esta iniciativa demuestra que es posible construir un futuro de oportunidades, igualdad y crecimiento compartido.